|
|
|
|
|
 |
|
 |
No he tenido la suerte de conocer a alguien que no haya cometido errores financieros. Creo que es útil que en este espacio de discusión nos confesemos entre amigos. Aquí les dejo algunos de los errores que he cometido hasta ahora:
1) Adquirí una deuda en la tarjeta de crédito que no pude pagar. A los 20 años, es poco lo que sabemos de finanzas, y, en realidad, es poco lo que sabemos de cualquier cosa, aunque creamos lo contrario cuando ostentamos esa edad. En mi universidad, a mediados de los 90, un banco empezó a distribuir masiva e indiscriminadamente tarjetas de crédito. Nadie nos explicó cómo debía utilizarse ese mágico instrumento que nos permitía consumir sin tener un sol en el bolsillo. La deuda empezó a incrementarse metódicamente y, en algún momento, ya no pude pagar la tarjeta con los menguados ingresos que un estudiante puede generar. Las llamadas de los abogados cobradores no se hicieron esperar y no me quedó más alternativa que pedir un “auxilio financiero” a mi papá, quien generosamente me “rescató” de esa situación. Luego de esa experiencia, he mirado con el recelo debido a las tarjetas de crédito, un instrumento poderoso que debemos manejar adecuadamente para que no se vuelva contra nosotros. (Por cierto, el banco que emitió las tarjetas quebraría al siguiente año después durante la crisis financiera de mediados de los noventa. No me extrañó.)
2) He hecho compras inútiles. amigos muy cercanos a mi compraron algunas cosas que no han utilizado nunca. No hablemos de cd´s de música, por ejemplo. Pero recuerdo con especial arrepentimiento la compra de un curso de inglés, mientras estaban en la universidad, que prometía resultados maravillosos en pocos días. El curso era caro, y significaba un esfuerzo en sus casas. La promesa de hablar inglés en muy poco tiempo fue suficiente motivación como para que ellos no hicieran una investigación a fondo de las alternativas que tenía para aprender realmente a hablar inglés. Demás está decir que no fue por medio de ese “maravilloso” método por el cual ellos aprendieron el inglés. La lección para mí fue muy clara: debemos investigar antes de realizar una compra relativamente importante las opciones que tenemos y preguntarle a personas con experiencia sobre el tema, y, por supuesto, cuidado con las “ofertas maravillosas” tales como “pierda 20 Kilos en dos semanas” o “lea 100.000 palabras en 10 minutos”. (Le cuento a mi madre sobre estos errores y me acusa de tener memoria selectiva: se encarga de recordarme la compra de una camisa que aun implora por ser usada en alguna reunion).
3) Una educación financiera personal tardía. No sé si llamar a esto un error, pero sin duda una cuota de responsabilidad tengo. Sólo a partir del interés de una conpañera de la universidad, luego de regresar de su postgrado en negocios, comencé a leer y aprender en serio sobre finanzas personales e inversiones. A pesar de ser economista y haber estudiado con algunos economistas reconocidos mundialmente, nadie se había encargado de hablarme sobre finanzas personales e inversiones. Digo que no se si llamar a esta ausencia de educación financiera un error porque creo que el sistema educativo formal debería ocuparse de transmitir los conocimientos básicos de finanzas personales y de inversiones. Ahora, mientras el sistema educativo formal no se ocupe de estos temas, es nuestra responsabilidad leer y aprender sobre el tema. Y, por cierto, transmitir este conocimiento en nuestro entorno cercano.
No dudo que habrá nuevos errores financieros en el camino, pero intentaré minimizarlos. ¿Se anima a compartir sus errores financieros?
|
|
 |
|
 |
|
|
|
|
|
|
|
|