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China surge en el G-20 como una voz a ser escuchada.
Aunque inicialmente, al igual que Alemania y Japón, se negó a estimular su demanda interna ante el colapso económico del mayor compradoR del mundo (EEUU) y aunque recurrió a subsidios para promover la exportación, detuvo la apreciación de su moneda y luego la devaluó para apoyar a la medida previa; sin embargo, al final se dio cuenta de que dicha actitud le acarrearía nefastas consecuencias en caso de que no mejoraran las condiciones económicas mundiales.
Si Alemania ó Japón se niegan, como dijimos, a relevar a los EEUU en su papel de comprador universal, ¿Quién es el llamado entonces a hacerlo?.
Un altísimo déficit fiscal en 2009 y una deuda a punto de duplicarse (co-responsables de la caída del US$) son hechos que plantean seriamente para algunos la necesidad de suplantar al Dólar como parámetro universal de intercambio.
En consecuencia, comienza a verse claro para China que adoptar un papel de liderazgo económico es una condición necesaria para su propia supervivencia económica dado que contribuiría al rebalanceo de la economía mundial.
Entonces se dan los anuncios de la inminente creación de una nueva moneda que reemplace a la existente en la China, el inicio de un proceso de relajación de los controles cambiario y luego, el establecimiento de una línea de Swap para Argentina, Indonesia, Bielorrusia, Malasia, Hong Kong y Sur Corea. LA LÍNEA OBVIAMENTE INDUCIRÍA A LOS PAÍSES INCLUÍDOS A CAMBIAR LA COMPOSICIÓN DE SUS RESERVAS INTERNACIONALES.
De ser esta medida extensiva a más países, al reducir la relevancia del US$ como moneda de intercambio universal, es el paso inicial para comenzar a estimular el proceso de rebalance de la economía mundial.En consecuencia, el tamaño del déficit de los EEUU podría comenzar a declinar, sin embargo, esta movida podría también hacer que el nivel de actividad económica de EEUU también declinara peligrosamente, y con él, el valor de los activos.
Esto es corroborado por los precios de los bienes raíces, los cuales mostraron en enero una caída de un 3% adicional, una de las peores desde el inicio de la crisis. Por eso, a pesar de algunos hechos positivos circunstanciales, en realidad aún estamos lejos de la recuperación.
EL NUEVO LIDERAZGO DE LA CHINA BIEN PODRÍA REPRESENTAR UNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL AL
CONVERTIRSE EN EL CATALIZADOR QUE AYUDE A POTENCIAR LAS ACTUALES MEDIDAS ECONÓMICAS.
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